You are always welcome...

No se puede decir que sea una famosa escritora, ni una chica deslumbrante a la que todo el mundo admira, tampoco ningun genio de la lámpara ni una persona que tenga algún tipo de talento. Tan sólo soy una chica enamorada perdidamente de un chico realmente increible que ha echo dar una vuelta a mi vida, coloreandola con los tonos más alegres, dándome fuerzas para seguir en el día a día y luchar contra la dura rutina, haciéndome sentir viva.
Por eso quiero dedicarle este pequeño y humilde rincón, lleno de recuerdos de momentos inolvidables, sentimientos infranqueables que me hace sentir, porque todo esto es para ti.
Espero que te guste y lo disfrutes.
Te Quiere: María



lunes, 7 de junio de 2010

Ositos espaciales

Ayer tras oir su voz, colgué el teléfono aliviada de que esta noche, nuestras almas por fin serían unidas mediante el descanso momentáneo que nos ofrecía la noche.
Yo sin embargo, algo inquieta, quise mirar por la ventana y me puse a mirar las estrellas de las que tanto solemos hablar.
¿Podría haber vida entre ellas?
Son tan fuertes y frágiles a la vez, pero ellas merecen compañía.
¿Qué las impide tenerla?

Volví a mirar y mi garganta se corto de golpe al ver tal maravilla.
¡Había dos osos pardos en el cielo!
No podía creer lo que estaba viendo. Eran dos osos bestidos de astronautas unidos de las muñecas por un lazo brillante que alternaba los colores verde y rojo, parecía tan fuerte y duro como el acero, tan resistente como el diamante y tan preciso como el rubí y la esmeralda.
El osito que tenía el extremo del lazo rojo era de color marron claro, con reflejos rubios y el otro era de color chocolate con unos ojos muy grandes con los que podía vigilar a su fiel amigo, sin embargo este era muy débil porque era más pequeñito que el otro.
Ambos tenían los ojos perdidos, parecía que no tenían rumbo.
Uno el que tenía el extremo rojo quería ir por Saturno y tiro hacia la derecha, que es donde se hallaba orientado y el osito del extremo verde tiró con fuerza hacia la izquierda porque quería ver Neptuno, sin embargo su escasa fuerza le hizo tropezar y cayó sobre el otro osito.
Estas dos pequeñas criaturas comenzaron a pelearse dándose manotazos y revolcándose con niñez por todo el espacio dando volteretas sin parar.



De pronto, no supieron donde se hallaban en ese momento y desconcertado e invadido por el miedo el osito del lazo rojo se hizo un ovillo y rompió a llorar.El osito del lazo verde preocupado por su amigo y no por donde pudieran hallarse, cogió a su amigo de la mano y le dijo:
"No te preocupes, estoy contigo, no tengas miedo, que no me iré lejos de ti, estaré contigo siempre para que nunca te pierdas más. Cuando volvamos veremos Saturno,¿vale?"

El oso del lazo rojo se seco las lágrimas con un pañuelo de polvos de estrella que tenía el osito del lazo verde y se lo regaló para que siempre que quisiera llorar pudiese limpiarse esas lágrimas.
"Por cada lágrima es un te quiero que no me dices, pero es un te amo que me transmites"- dijo el osito del lazo verde.

Acto seguido un cometa paso por en frente sullo, era una guía que les iba a llebar hasta Saturno.
Confusos se miraron el uno al otro y sonrieron atontados por la magía que fluía a través de sus venas.
El oso de el extremo rojo se adelantó un paso para poder proteger al otro osito, puesto que este era mucho más pequeño.
Sonrientes felices, se agarraron fuertemente de las manos y sus siluetas fueron poco a poco desvaneciéndose y con esta imagen cerré los ojos y tras caer en la cama, quede dormida acompañada del silencio de la noche.
Los ositos habían llegado a Saturno y ellos pasaron toda la noche durmiendo abrazaditos ahí.




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