Mi maldición

Rabia, envidia, codicia, lujuria...
¿Sólo hay eso?No...por supuesto que no.
Creedme que hay más.
¿Egoísta? Sí y mucho.
¿Posesiva? Cada día más con él.

Puede que mis cabales no estén en su sitio o puede que ya desde hace mucho tiempo los halla perdido.
¿Qué has hecho conmigo?
Cada día que pasa soporto menos la presencia de alguien de sexo femenino a tu lado. Siento furia, rabia, ganas de hacer locuras.
Que sean feas, gordas, inocentes...eso ya da igual. Puede que eso halla servido cuando me conociste pero ahora quiero más y más de ti.
Quiero tu cuerpo entero sometido al mio y con una cadena de acero inoxidable, unirte a mi por el resto de tus días y que no puedas escapar de mi presencia jamás.
Poder tenerte vigilado, bueno más bien a ellas

Ellas son como animales que han estado en prisión durante años y las han dejado escapar y como posesas lobas en celo van a por cualquier hombre que pueda ser su siguiente presa. "Conmigo os equivocais chicas, este hombre es mío y siempre lo será y ninguno de vuestros caprichos animales, reducidos a meros pecados me lo arrebatará, porque a diferencia de vosotras yo amo a este hombre. No lo tengais claro, tenedlo cristalino."
En lo único que pienso es en plantarme delante de todas ellas y acerlas ver quién soy y quién es él, besándole apasionadamente que ni a las plantas les quepa aliento para poder acercarse a territorio que no es sullo.


Pero...mi rabia y mi ira siguen presentes en el interior de mi ser, haciendo que mi fuego interior aumente más y más haciendo estallar mi pecho, expulsando todo el mal a traves de un intenso grito al aire.

¿Acaba eso llebándome a alguna parte?
No.
¿Acaso ese terrible sentimiento desaparece?
Por supuesto que no.

Pero esto no acaba aquí. Este sentimiento va aumentando por cada día que pasa, puesto que cada día te amo más y quiero tenerte para mí sola y que nadie pueda interferir entre nosotros dos.
No quiero que esto sea una razón por la que nuestros pensamientos se crucen o nuestros gestos de ternura cambien a unos de tristeza. No quiero que esto sea también tu maldición. ¿Acabarán por consumirme los celos?

Poco ya me queda...