You are always welcome...

No se puede decir que sea una famosa escritora, ni una chica deslumbrante a la que todo el mundo admira, tampoco ningun genio de la lámpara ni una persona que tenga algún tipo de talento. Tan sólo soy una chica enamorada perdidamente de un chico realmente increible que ha echo dar una vuelta a mi vida, coloreandola con los tonos más alegres, dándome fuerzas para seguir en el día a día y luchar contra la dura rutina, haciéndome sentir viva.
Por eso quiero dedicarle este pequeño y humilde rincón, lleno de recuerdos de momentos inolvidables, sentimientos infranqueables que me hace sentir, porque todo esto es para ti.
Espero que te guste y lo disfrutes.
Te Quiere: María



lunes, 20 de diciembre de 2010

Entre la luz de las velas

Tumbada en la cama reflexionaba sobre el día que había tenido. La odiosa rutina me acompañaba hoy también, esperando a que mañana nos volvíeramos a encontrar.
Sin embargo un hueco en mi alma retumba, como si llamase a la puerta de mi corazón, por la nostalgia de alguien querido, una vez más entras en mi cabeza como si de tu casa se tratase. Pienso en tí de nuevo y en cómo ansío tenerte cerca otra vez.
Quizás la próxima vez que nos encontremos no reciba un beso en los labios de tu dulce boca, pero con un abrazo puedo notar como cada uno de mis sentidos te siente tan próximo, tan cercano, tan dentro.


Tras unos instantes con mi mente en el vacío pienso en nosotros, juntos de nuevo.
Veía una sala llena de velas perfumadas con una alfombra negra muy suave y algún que otro cojín de color blanco y gris.
Estábamos tumbados el uno al lado del otro con las miradas enfrentadas y con un silencio abrumador nuestras sonrisas se dibujaban a la par de la otra.
Ciértamente podría tirarme horas mirando tus ojos sin hacer nada más, contemplando cada uno de los detalles que hace de tu rostro algo tan perfecto y en sintonía conmigo, que poco a poco hace que mi corazón se revolucione.
Tras un parpadeo de mis ojos pude ver tu cara en frente de mí, nerviosa y sin aliento me robastes las palabras con un tierno y acaramelado beso, fue como si un sirope de dulce de leche recorriese mis labios.
Te cojí de la mano y con la otra acaricié tu cuello seguido de tu pelo y de tu nuca. Despúes me apoyé en tu fuerte pecho y no pude acordarme de un detalle más. Me había quedado dormida pensando en una noche juntos entre la luz de las velas, y este es uno de los sueños más bonitos que he tenido en mi vida.

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