You are always welcome...

No se puede decir que sea una famosa escritora, ni una chica deslumbrante a la que todo el mundo admira, tampoco ningun genio de la lámpara ni una persona que tenga algún tipo de talento. Tan sólo soy una chica enamorada perdidamente de un chico realmente increible que ha echo dar una vuelta a mi vida, coloreandola con los tonos más alegres, dándome fuerzas para seguir en el día a día y luchar contra la dura rutina, haciéndome sentir viva.
Por eso quiero dedicarle este pequeño y humilde rincón, lleno de recuerdos de momentos inolvidables, sentimientos infranqueables que me hace sentir, porque todo esto es para ti.
Espero que te guste y lo disfrutes.
Te Quiere: María



lunes, 13 de junio de 2011

Un giro de 180 grados

Mis manos no hacían más de lo mismo, frotaban y frotaban mis ojos con la esperanza de intentar encajar aquella realidad en mi mente. Por fin volvíamos a estar juntos, pero esta vez todo, absolutamente todo había cambiado.
Yo no paraba de proyectar mis ojos a tu boca, a tu pelo sin que me entrase el deseo de volver a tenerte entre mis brazos, besarte y que ese beso desencadenase de nuevo nuestro amor.
"Esta vez no"- te oí decir.
Esas, junto a otras palabras, hicieron que mi corazón se encogiera de manera repentina y se metiera para dentro de mi.
"Han pasado cosas...demasiadas...pero ya estábamos mal"- de nuevo algo apuñalo mi espalda.
"Por favor para, para, esto no puede acabar así...¡NOOOO!"- mi cabeza me atormentaba y los pensamientos se iban y venían demasiadas veces. Dolía y aun duele.
Quería despertar, parar esta horrible pesadilla en la que me hallaba inmersa. Todo era inútil, cada mañana, volvía a hablar contigo y volvía a ser igual. Debía enfrentar todo lo que se me venía encima.

Es curioso las vueltas que puede dar la vida, y sobre todo, en tan poco tiempo. Me alucinaba y aterraba a la vez.
Hace dos semanas te fuiste y yo hace dos días o tres, tenía la esperanza de volver a tu lado. Demasiadas espectativas, me decía a mi misma una y otra vez. En cierto modo, quizás yo había pintado un recuentro como un cuento de hadas, en el que mi príncipe saldría del coche para darme un beso apasionado delante de todo el mundo, mostrando así su añoro por mi y su sufrimiento por estos días en ausencia de mi ser. Eso quizás era demasiado pedir al
cielo, pero también imaginé algo distinto, quizás que tras tanto tiempo juntos, le pudiera conquistar en lo alto de una roca abrupta, donde él y yo solíamos pensar.
Sin duda, era el lugar idóneo, el cielo descubierto ante nosotros, mostrándonos las estrellas y una brisa primaveral acariciaba nuestros rostros. Nos mirábamos pensativos, seguramente, cada uno en cosas totalmente dispares.
No hubo beso, no hubo encuentro de cuento, porque al parecer yo ya no era más su princesa.

Nunca le culpé ni le culparé.
Quizás se cansó de esperar, puede que yo hiciese algo mal en el pasado. Pero, para mi desgracia, aun soy humana y no creo que pueda arrancar de mi, esos defectos tan estúpidos, que esta vez, me han llevado a perderte.
Quizás fui demasiado protectora, demasiado celosa, demasiado idiota para pensar que tu jamás me dejarías marchar. Sin embargo, tuve que fastidiar todo con un insulto ofensivo, una mala defensa, una mala protección, pero que de nuevo me llevó a tu perdición.
Y así todo dio un giro de 180 grados:
Antes yo quería esperar a terminar mis estudios, ahora quieres terminar el los suyos.
Antes yo quería algo de espacio, pero ahora lo quiere él.
No obstante, yo antes tenía claro, que después de todo, volveríamos a estar juntos, pero ahora me pregunto día y noche si tú tienes lo mismo en mente que yo tenía.

Puede que no sea justo, pero lo siento, fui idiota, y por ello te perdí.
Quiero perdirle perdón por aquellos días de lluvia, por no saber visto tu presencia en aquellos duros momentos, por no haber sabido que tu cuando yo quería terminar todo, tu querías volver conmigo.
Que sepa, que por todo eso, me odio.
Pero nunca es tarde para recuperarte, nunca es tarde para dejarte marchar, nunca es tarde para poder perdonar. Pues yo sé que nuestra llama sigue al rojo vivo en nuestro interior.

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