¿Qué ha pasado?
¿Alguien me puede explicar que ha ocurrido en estos dos últimos instantes?
Sólo sé con certeza que me duele la garganta y me encuentro en mi cama, pero cada vez que lo recuerdo, esbozo una sonrisa seguida de la repetición de aquellas imágenes de ensueño.
Y tan ensueño que era, que el despertar me hizo recuperar las ganas de seguir.
Todo empezó aquella tarde, después de ver una de las películas que me llevaban a mi infacia, que hacías que como siempre, a tu lado, fuese aún más especial, al parecer deseabas con ansias una dosis de mimos. Pero...me extrañó que esta vez quisieses que fuesen en tu cama.
Feliz e inocente me encaminé contigo a un mundo nuevo, lleno de jugueteos y sonrisas pícaras que escondían grandes secretos que eran duramente reprimidos por nuestras mentes, aunque por desgracia, cada uno, con sus diferentes motivos.
Yo por mi parte no quería romper aquel vínculo tan importante y frágil que nos mantenía unidos, que podía ser roto por algún beso robado de tus labios. Posiblemente eso conllevaría un rechazo y yo temía a aquello mientras que tu y tu cabezonería, que junto con tu mente y tu corazón en lucha continua, se peleaban por decidir que debía ser lo mejor para ti mismo.
Fuese lo que fuese el destino nos volvió a unir de la manera, sin duda, más dulce.
Tu me agarrabas de la cintura, con tus ojos fijos en todo momento en los míos. Sin duda, eso junto a otro grupo de acciones familiares, indicaba que mi amiguito buscaba algo más que aquellos mimos inocentes. Sin duda, viendo sus intenciones venir, seguí su juego que me conducía a un recorrido que iba desde su cuello a sus labios que tanto ansiaba besar desde la última vez.
Para asegurarme volví a mirarte y con unas palabras cruzamos poco a poco nuestros labios, que desencadenaron de manera inmediata la mayor de las pasiones que tanto reteníamos dentro nuestro. Con besos y roces de nuestros cuerpos, sin que el tiempo parase, nos envolvimos en un mundo paralelo de dulzura y cariño. Sin embargo, fue en el peor de los momento cuando mi mente me bloqueó y me forzó a mirarte a los ojos para poder decirte de la mejor de las maneras un simple pero intenso "te amo", seguido inmediatamente de las palabras de mi corazón asustado "pero no dejes que esto haga que termine".
Y...¿sabéis qué? No terminó.
¿Acaso estaba soñando?
Cuando terminó aquel momento de pasión ambos volvimos a colocarnos y muertos de vergüenza, al menos por mi parte, volvimos a cada respectivo extremo de la cama y sin decir palabra intenté que no te sintieras incómodo, pero en esos momentos mis labios no respondían y mi garganta ardía. Yo sudaba y tu seguías allí sin decir nada.
"Mierda"- pensé asustada
Pensé que lo mejor sería ir al baño con la excusa de lavarme la cara y así pues poder despejarme lo máximo posible, pues no creía lo que acababa de pasar.
Pero, antes de que yo pudiese abrir la puerta de la habitación su preciosa y dulce voz me dijo "no te vayas por favor, ven conmigo".
Fue entonces cuando me di cuenta que me tocaba reaccionar y pensar alguna forma de hacerle sentir a gusto, conforme. Decidí entonces en ponerme a su lado y con todo mi cariño abrazarle de la forma más delicada posible para que viese que no tenía por qué sentir incomodidad alguna conmigo a su lado, así que sonreí y como una niña me derretía lentamente con la suya.
Quería besarle de nuevo, acariciar cada una de las partes que había acariciado y llevarle al cielo, pero algo dentro de mí,(supongo que mi parte racional) me contradecía y me avisaba de los riesgos de esos actos. Desde luego que no volvería aceptar ningún rechazo más, pues para mí, era lo más dañino que podía recibir de su parte.
Él pronto se reincorporó y se puso a mirar nose qué historias en el ordenador, "dios santo no consigo acordarme, solo recuerdo su figura con aquella cara de concentración puesta en el ordenador" y más tarde se encaminó a la ducha y me puse en frente del ordenador escuchando aquella canción que tanto que se le había pegado.
La escuché una y otra vez hasta que su ducha terminó y en albornoz se presentó en frente mío.
Quería darle calor, cariño y sobre todo cuidado, por lo que le volví a abrazar para hacerle sentir, cómodo y seguro, porque para mí que él se sienta bien y a gusto era y sigue siendo algo primordial.
Mis buenas intenciones, al parecer, tuvieron éxito y de su boca brotaron millones de corazones saltarines al chocar con la mía. Era magia, era amor y fue entonces cuando supe que a pesar de lo que hubiese pasado el y yo estábamos igual de unidos, e inclusive, algo más. Miento, mucho más.
Esto no es real, es demasiado bonito, demasiado fugaz...
Entre millones de mimos y abrazos una noche espectacular nos esperaba en unas horas. Partimos a Madrid, creo que parecía, y nos sumergimos en un largo paseo por las calles más bonitas de toda esa ciudad.
Yo vestía con un vestido blanco y unos tacones marrones que me destrozaban los pies, no obstante, gracias a sus cuidados pude caminar correctamente a la par que él.
Y él...el estaba alucinante, como siempre, hasta en los sueños me dejaba boquiabierta y como una estúpida me quedaba minutos seguidos contemplando aquella camisa blanca a rayas azules que ajustaba en su ancha espalda, acompañada de sus pantalones negros que ceñían sus fibrosas piernas. Sin duda me hacía peder los papeles.
De la mano y jugueteando con nuestros brazos, caminamos por aquellas calles que con nuestros pasos se iban iluminando más.
Prometo no haber visto Madrid tan bonito como aquella noche.
Era todo tan perfecto...el y yo, juntos de la mano caminando, hablando de cosas que nos hacen reír y tener ilusiones de vivir, compartiendo también recuerdos y pensamientos, que al fin y al cabo nos unían más y más.
Con un par de horas, pasadas con ñoñerías diversas como aquello de compartir nuestra cena y dándonos de comer como dos tontos enamorados y de ver el teatro que no puedo recordar de qué trataba, todo iba demasiado deprisa...sólo sé que me enamoraste aún más y aún más de él, convertía aquellos momentos en verdaderas aventuras que siempre podríamos hacer de ellas historias, aunque algo embarazosas, pero al fin y al cabo historias. Me encantaba su iniciativa, su carácter extrovertido que empuja al mío contrario a una perfecta complementariedad, y sobre todo su increíble capacidad para hacerme reír.
Era demasiado bonito, demasiado perfecto, y al acurrucarnos en la cama con cariño nos sumergimos en los sueños lentamente abrazados.
No ostante a pesar de que aquello debía terminar, pues el tiempo apremiaba y debíamos separarnos aunque fuese temporalmente.
Por eso mismo decidía tomar la iniciativa y con vergüenza y algo de miedo al rechazo, besé sus labios rápidamente y con unas sonrisas de niños pequeños nos despedimos hasta mañana.
Ahora, la parte más dura es cuando te despiertas y te das cuenta de que, todo ha sido un sueño que ha pasado tan rápido por tu mente como una estrella fugaz en el cielo.
En mi cama ahora estoy escribiendo con una sonrisa nostálgica, recordando aquellos momentos alucinantes.
Pero nunca hay que olvidar, que en las historias de niños, como en Peter Pan, puede parecer que aquello nunca ha pasado, pero cosas como tus llamadas por la noche, hacen que piense que mis sueños pueden hacerse realidad.
Just..."You and I"